lunes, 28 de diciembre de 2009

Comedores sociales, "un alivio" para los nuevos pobres españoles

"Tengo cuatro hijos, estuve trabajando toda mi vida y ahora me encuentro con un hijo enfermo y tengo que venir aquí, es muy triste", cuenta Dolores entre sollozos. Esta mujer, que espera su turno para sentarse a la mesa de un comedor social en Madrid, encaja en el perfil de lo que los expertos llaman ya "nuevos pobres", los que está creando la crisis económica en España. "Son familias normalizadas que nunca imaginaron que vivirían de la caridad y llegan aquí avergonzadas", cuenta un trabajador de estos comedores.
La crisis ha ido cambiando estos últimos meses el perfil de quien acude a estos lugares gestionados por ONGs, muchas de ellas con vínculos con la Iglesia católica.

El desempleo aumenta -ya está en el 11,33 por ciento-, las hipotecas se han encarecido con el aumento de los tipos de interés, la inflación ha afectado los alimentos y también se paga más por la electricidad y el gas. La crisis afecta a la clase media española, familias con vivienda y automóvil que ahora se ponen en la fila de los comedores sociales tratando de aliviar su situación, aunque sólo sea ahorrándose desayuno, comida y cena.

Mujeres solas con cargas familiares como Dolores, desempleados con más de 40 años y baja cualificación y parejas jóvenes con hijos pequeños se suman a indigentes, pensionistas e inmigrantes sin trabajo, los perfiles de quienes hasta ahora se veían a las puertas de los comedores sociales.

Hay personas "relativamente jóvenes, bien vestidas, que tienen vivienda fija pero a las que el sueldo no les da para comer", explica el portavoz de una asociación que gestiona en Vigo uno de estos comedores. "Hay personas con trabajos mal pagados que antes llegaban apretados a fin de mes, pero a los que ahora no les salen las cuentas".

Cáritas, a la cabeza de las organizaciones de caridad, ha visto cómo se disparaban las peticiones de ayuda hasta un 40 por ciento en los últimos meses. Y estima que al finalizar 2008, el incremento habrá sido del 55 por ciento.

Ella y el resto de ONGs que trabajan con la pobreza en España se ven afectadas por partida doble: mientras aumenta el número de personas a las que tienen que atender, disminuyen también a causa de la crisis las donaciones de empresas, particulares y algunas administraciones.

"Necesitamos donativos para atender estas situaciones de pobreza y exclusión", reclama el secretario general de Cáritas, Silverio Agea, en un llamamiento a la solidaridad de los españoles que estén en situación de poder ayudar.

Pese al crecimiento económico que España ha registrado en los últimos 15 años, y que lleva al presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a tratar de que el país ingrese en los foros mundiales que reúnen a las principales economías del mundo, lo cierto es que la tasa de pobreza no se ha reducido en ese tiempo.

Uno de cada cinco hogares españoles (un 17 por ciento) vive bajo el umbral de la pobreza. Según el VI Informe sobre exclusión y desarrollo social en España, elaborado por la Fundación Foessa y presentado esta semana en Madrid, durante los últimos siete años casi la mitad de la población española ha pasado por algún periodo de pobreza. E integrantes de este sector son los que ahora parece que comienzan a hacer fila ante los comedores sociales.

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